La orquesta demostró poseer gran espíritu, además de ser una agrupación uniforme en su conjunto y muy ligera en su sección de cuerdas. La esencia del concierto romántico para piano materializada en el Concierto para piano nº 1 de Tchaikovsky se escuchó con el pianista canadiense Jon Kimura Parker, quien si bien demostró ser un interpreté virtuoso y agilísimo en los pasajes mas dinámicos de la obra, su interpretación se basó en la fuerza e ímpetu sobre el teclado, dejando irresueltos los pasajes mas tranquilos y serenos de la pieza. La velada concluyó con una satisfactoria Sinfonía nº 2 de Brahms, que St Clair fue trabajando desde su primera baqueta hasta amalgamar los contrastes oscuros con los claros, y el lirismo con el vigor que contiene la obra.
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